LESIÓN DEL MENISCO

Los meniscos son formaciones de cartílago delgado dentro de la articulación de la rodilla, que tienen la función de absorber los impactos, ayudar a la correcta movilización y distribución del peso, estos son esencial para el funcionamiento normal de la articulación de la rodilla.

Los meniscos participan en la propiocepción articular y facilitan la lubricación de la articulación, ayudando a distribuir el líquido sinovial por toda la articulación y a nutrir el cartílago articular.

Anatómicamente el menisco interno tiene forma de “C” o media luna abierta, mientras que el menisco externo, se cierra en forma de “O”, Ambos cuernos anteriores se unen por el ligamento transverso intermeniscal.
La lesión meniscal supone una patología frecuente en la rodilla, fundamentalmente pueden ser de dos tipos: traumáticas o degenerativas.

El mecanismo lesional en las roturas traumáticas longitudinales obedece a un movimiento de flexión o extensión brusco con el pie fijo en el suelo.

Las lesiones del menisco interno aparecen con un mecanismo de flexión y rotación externa.

Los meniscos pierden progresivamente sus propiedades viscoelásticas, volviéndose más rígidos y frágiles. Aparecen roturas degenerativas por el pinzamiento de los mismos entre el fémur y la tibia.

Las roturas meniscales pueden clasificarse según la dirección de su trazo en: longitudinales o circunferenciales y éstas a su vez en completas o incompletas, transversales o radiales, horizontales o clivajes (degenerativas), y complejas o mixtas (las cuales comprenden dos o más lesiones básicas).

Las lesiones meniscales son raras en niños menores de 10 años y en deportistas adolescentes se suelen asociar a lesiones del LCA (ligamento cruzado anterior) o meniscos congénitamente anómalos. Típicamente son roturas longitudinales periféricas.

La sintomatología típica de la rotura meniscal aguda consiste en dolor en la interlínea articular que aumenta con las rotaciones, una impotencia funcional variable y derrame articular no inmediato.

Tratamientos

Conservador: Indicado en lesiones meniscales asintomáticas (hallazgos incidentales en pruebas de imagen) o con mínimo déficit funcional y con capacidad para la cicatrización.

Quirúrgico: Su objetivo es la conservación total de la función meniscal mediante la sutura de la rotura a través de diferentes técnicas, se obtienen mejores resultados en pacientes jóvenes y en las lesiones de menos de ocho semanas de evolución, La bibliografía refiere un 90% de éxitos después de 5 años del tratamiento.